lunes, 16 de febrero de 2009

DESDE L A MUERTE DE MARTA

Finalmente las peores sospechas se hicieron realidad y Marta, la joven desaparecida, en Sevilla (España) se supone que está muerta en el río. Porque lo ha dicho el que presuntamente era o había sido su novio hacía ya dos años, solamente . Ella, ahora con 17, tenía entonces 15 años; él ahora 20 años y entonces 18. Lo habían dejado y él tenía ahora otra novia de 14 años. Parece que un amigo de su misma edad, otro de 15 años y su mismo hermano le ayudaron a deshacerse del cadáver, sabían que había sido él... ¿Y qué?
  1. Habían sido "novios" un mes
  2. Lo dejaron (supongo que lo lo dejó ella).
  3. Esa noche discutieron
  4. Debió de darle un golpe en la cabeza
  5. Se la llevaron al río y la echaron al agua.
Todo esto nos debería provocar la reflexión desde diferentes ángulos, y todas tienen que ver con la educación familiar y social de nuestros niños y adolescentes. Y desde la reflexión una intervención con las familias y con los medios de comunicación y entretenimiento.
  1. Por una parte tenemos la realidad del machismo imperante aún en estas edades: chicos que están convencidos de que en las relaciónes con las chicas mandan ellos. Es algo que aún se ve como normal y lógico a nivel social y se refleja en series televisivas y programas
  2. Añadimos el hecho de la frustración y la violencia: tengo derecho a todo y cuando no me lo dan me frustro y agredo violentamente. Con lo que sea, porque me salgo de mis casillas cuando no tengo lo que deseo. Desde que han nacido se les ha dado lo que han pedido y no se les ha dicho (casi) nunca NO. Y han aprendido que tienen derecho a tenerlo TODO y SIEMPRE. Cuando no lo tienen aparece la FRUSTRACIÓN y ya es sabido que la frustración deriva casi automáticamente en VIOLENCIA.
  3. Los modelos social-televisivos están dando sello de normalidad a lo que no lo es: niños y niñas comportándose afectivamente como adultos: parejas de niños-niñas/adolescentes (cuando se deja de ser niño o niña?) que se comprometen como si fuera para toda la vida, con todos los "derechos y obligaciones".
  4. El miedo de las familias a poner límites claros, a no permitir ciertos comportamientos no adaptados para los/las menores. La desorientación de los padres y madres sobre lo que es normal y lógico y lo que viene derivado de desajustes socioculturales que provocan un crecimiento ético y moral desequilibrado y fuera de toda lógica.
  5. La pérdida de intimidad personal: todo vale para ser enseñado y para ser visto: el cuerpo, los sentimientos, las emociones, las fotos, los deseos... En las redes sociales (tuiter, xing, facebook...) chicos y chicas vuelcan y se pone a disposición de todo el mundo su inmadurez, sus contradicciones, sus arrebatos. Con cada vez menos límites. A disposición de todo el mundo.
  6. Existe poca comunicación familiar y, cuando la hay, suele ser entre iguales, entre p/madre amigo/a de hijo/a, una relación que es imposible ya que los padres tienen unas responsabilidades parentales que no pueden ser comparadas a las derivadas de la amistad.
  7. Padres y madres tienen miedo de limitar los comportamientos de los menores, de ponerles puertas y horarios. Y no saben que los límites son necesarios para el crecimiento como personas.
  8. No se presentan a los niños, adolescentes y jóvenes modelos positivos de comportamiento que enseñen el valor de as cosas bien hechas, del tiempo que hace falta para aprender lo importante, de los sacrificios que hay que hacer para conseguir lo que se quiere, de lo que satisface hacer algo bueno o bonito para los demás...
  9. Y a todo esto añadamos las estrategias y comportamientos criminales y delictivos (respuestas desadaptadas) que han/hemos ido aprendiendo en películas y series televisivas: ¿de cuantas maneras sabemos (que se puede) matar? ¿de cuantas maneras puede hacerse desaparecer un cuerpo, aunque nunca l hayamos hecho, ni pensemos en hacerlo?
Bátase todo esto en la coctelera de la vida, con el poco tiempo que padres y madres tienen para estar con sus hijas e hijos y la vorágine consumista que nos corroe, con algo de sentido de culpa y de "ojos-que-no-ven-corazón-que-no- siente" y tendremos vidas truncadas, con más o menos muertes, y presentes futuros destrozados.
Para que todo sea distinto habrá, simplemente, que actuar como padre y como madre, desde que se tiene por primera vez el/la bebé en brazos, pensando qué queremos ofrecerle para el futuro. Y ponerse a ello, padre y madre, y hablar de ello.

1 comentario:

julian dijo...

Soy psicólogo infantil, desarrollando mi labor con niños hijos de madres víctimas de violencia de género. Y sí, es desalentador ver como a pesar de campañas y de una supuesta concienciación, el fenómeno no remite, antes al contrario adopta nuevas formas, nuevos camuflajes... aunque algo hemos avanzado, al menos, ahora existe.
Estoy absolutamente de acuerdo con tu comentario en todos sus puntos. Y matizaría un punto que he podido observar. el machismo es extensible a la educción que proveen las mujeres y al mero hecho de que ésta permanezcan en una relación tal, junto con otros factores.
Siendo de esta manera una cultura de socialización que afecta a vícitmas y vitimarios, por su puesto, sin pretender ponerlos al mismo nivel. Y sí, focalizar la posible intervención en el ideario del modelo patriarcal de educación e interacción social.
En otro orden de cosas, he visto tu propuesta de material para trabajar la inteligencia emocional en niños (cuál no lo es'?...). En consulta ideé algo parecido, siendo el tuyo más completo por lo que intuyo. Esto así me interesaría poder conocer más ampliamente tu trabajo, puesto que el mío quedoó en un simple esbozo... ya sabes aquello de las subvenciones.
Quedo a tu disposición para tratar este u otros temas en el mail que te remito:
julianmtoribio@yahoo.com